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He buscado en Google este refrán y me aparecen ¡¡111.000 entradas!!

Eterno debate educativo el de la herencia y el ambiente. ¿Cuánto de lo que somos nos viene "de serie" y cuánto lo aprendemos? Pues depende... La persona es una realidad compleja y multidimensional. En cada una de sus dimensiones, el peso de la herencia y del ambiente no es el mismo.

Dimensión Física


Aquí está la parte de la "figura" a la que se refiere el refrán que da título a este post. La genética juega un papel muy relevante a la hora de desarrollar las habilidades físicas de la persona, sin duda.

Hay un amplio margen para ejercitar y desarrollar dichas habilidades a través del aprendizaje, del ejercicio, de los hábitos alimenticios...  Podemos mejorar (o empeorar) nuestras capacidades físicas, sin duda.

Pero la genética va a condicionar mucho hasta dónde podremos llegar.
Podríamos decir que la genética gana 2 a 1 al ambiente a la hora de desarrollar las habilidades físicas de la persona.

Dimensión Intelectual


¿Pero qué ocurre cuando se trata de desarrollar las habilidades intelectuales?

Genéticamente venimos con una carga determinante. Tenemos más facilidad para adquirir determinados conocimientos -mayor facilidad en lengua, en matemáticas...-; un talento natural para la música, la expresión artística, la ciencia...

Pero la "facilidad natural" para adquirir unos conocimientos u otros pueden quedarse en eso si no se recibe una correcta estimulación ambiental. Con un buen aprendizaje, con un profesorado extraordinario, con un entorno familiar favorecedor del trabajo y el esfuerzo, hasta aquello para lo que se tiene menor facilidad, puede ser ampliamente desarrollado y potenciado; en estos casos, el estímulo ambiental deberá ser de mayor calidad y la persona deberá hacer un mayor esfuerzo, pero se conseguirán importantes resultados.
Podríamos decir que los límites de hasta dónde podemos llegar en las capacidades intelectuales estarán condicionados 1 a 1 por la genética y el ambiente.

Dimensión Emocional


Y llegamos a la parte del "genio" del refrán. "¡¡Qué temperamento tiene este chico!!", decimos con frecuencia. Como queriendo decir "no hay nada que hacer; nació así y así seguirá, nunca cambiará".

Cuando lo que queremos desarrollar son las capacidades emocionales, sociales y espirituales de la persona, el peso de la genética se queda un segundo plano. Pesan mucho más:

- la voluntad para mejorar,
- la motivación que encuentra esa persona para realizar el esfuerzo que requiere esa mejora,
- y los hábitos adquiridos en el ambiente en el que vive.

La genética está ahí. Es cierto que tenemos un carácter/temperamento determinado; pero igualmente cierto es que tenemos la capacidad de aprender a controlarnos emocionalmente.

A igual estímulo, los animales irracionales tienen poco margen para adaptar su respuesta; sin embargo, el ser humano es capaz de aprender a elaborar una respuesta u otra. Esta capacidad se desarrollará más o menos en función de lo que se ejercite y entrene. Requiere que la persona QUIERA hacerlo, SEPA hacerlo y PRACTIQUE mucho.

El orden, la generosidad, la gratitud, la capacidad de esfuerzo, la obediencia, la sinceridad, la capacidad para posponer la recompensa... son respuestas que se aprenden. Pero hay que practicarlas. Desde muy pequeños, los niños son capaces de realizar ejercicios de control de sus respuestas impulsivas. 

Empezaremos en la familia (donde todo empieza); los padres tienen que dar esas respuestas ante las situaciones de la vida (el ejemplo, primera gran escuela) y ayudar a los hijos a practicar estas respuestas ellos mismos.

No podemos renunciar a trabajar activamente en el desarrollo de estas capacidades en nuestros hijos, porque es en esta dimensión emocional donde reside la clave para que se conviertan en personas LIBRES y RESPONSABLES de sus actos, en personas FELICES, en definitiva. 
Tenemos una ventaja: la genética no es la que nos pone límites a la hora de desarrollar nuestra dimensión emocional; podríamos decir que la proporción es 2 a 1 a favor del ambiente. Buena noticia: la capacidad de mejora está en nuestras manos.

Desde eFamiliaria queremos ayudar a encontrar ideas para mejorar todas las habilidades de la persona, pero especialmente las que no tienen límites: las relacionadas con la dimensión emocional.

2 comentarios:

  1. Un post de lo más interesante, además de básico para entender cualquier proyecto de mejora con los hijos. Yo diría esto: "tanto si crees que puedes como si no, tienes razón" La voluntad lo es todo!!

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  2. Enriquecedor tu blog Mónica Gracias y Feliz navidad

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