eFamiliaria

Todas las personas tenemos la capacidad de aprender. El proceso de aprendizaje de cualquier cosa pasa por cuatro fases:

1. No sé que no sé...
2. Sé que no sé...
3. Sé que sé...
4. No sé que sé...

¿Como aprendemos a conducir?

1. No sé que no sé conducir. Un niño, aún con cierta edad en la que tiene conciencia del concepto coche, no se plantea ni siquiera la posibilidad de conducir, por lo que no sabe que no sabe conducir.
2. Sé que no sé conducir. Los jóvenes cuando tienen la oportunidad por ley de sacarse el carnet de conducir, incluso antes con la posibilidad de poder conducir motocicletas, son conscientes de que no saben conducir pero quieren aprender, por lo que saben que no saben conducir. Claramente, alguien que conoce una limitación sobre algo en concreto, sabe más que aquel que no sabe ni que existe.
3. Sé que sé conducir.  Si el lector sabe conducir, recordará la sensación que se tiene cuando uno comienza a conducir; toma conciencia de cada acción por pequeña que sea; en definitiva, un conductor novel puede decir claramente que sabe que sabe conducir.
4. No sé que sé conducir. Igual que antes, si usted sabe conducir, le parecerán familiares estas preguntas: ¿Recuerda cuántas veces ha ido al trabajo en coche y realmente no es consciente de haber conducido? ¿Cuántas veces iba a casa de alguien y ha cogido otro camino, quizás el del colegio o el de su trabajo si utiliza el coche para estos desplazamientos? ¿Y lo de no saber dónde dejó aparcado el coche?... está claro que con el paso de los años, el conductor experimentado no sabe que sabe conducir.

¿Cómo aprendemos a amar?

Ya sabemos cómo funciona de forma sencilla el proceso de aprendizaje de cualquier cosa, ahora vamos a aplicarlo al amor:

1. No sé que no sé AMAR. Los niños pequeños tienen otras prioridades que se resumen fundamentalmente en... JUGAR.
   
   
2. Sé que no sé AMAR. Los adolescentes, con la llegada de la pubertad, comienzan a experimentar el deseo de amar y por tanto sus primeros pasos en el amor. No saben aún como se A M A, pero sí saben qué es el amor.
      
3. Sé que sé AMAR.  Si el lector está casado, quizás recuerde su noviazgo y primeros años de casado. Claramente un tiempo donde se sabía que se se sabía amar. Todo con mucho cariño, respeto, atención, dedicación, pasión...
   
      
4. No sé que sé AMAR. Las parejas que han convivido mucho tiempo, suelen experimentar un rutinario modo de convivir en pareja. El trabajo, la casa, los hijos, los compromisos sociales, la rutina diaria, etc, son elementos que poco a poco hacen que una pareja se olvide de que SABE AMAR.