Buscar

Entradas populares

Seguidores

Blogs favoritos


¿Habéis volado alguna vez una cometa?
Es todo un arte, pero también tiene su técnica ¿verdad? Qué maravilla cuando conseguimos que la cometa vuele alta y se estabilice en una suave brisa o mediante piruetas sortee los envites del fuerte viento.

Se trata de  un juego de tira y afloja del fino pero resistente hilo que nos une a ella. Claro está, que hay cometas diseñadas para volar estables,  otras para realizar piruetas, las hay de distintas formas, colores y tamaños, de tipo parapente, tridimensionales, de 1, 2 o 4 hilos, y un sinfín de tipos más. Pero si queremos volarla correctamente hemos de saber cuál es la que está en nuestras manos. Hemos de educar de manera personalizada, conociendo y sabiendo potenciar y valorar las cualidades individuales de cada uno de nuestros hijos. También hemos de sentir cuando tirar y cuando soltar hilo.


Educar es un difícil pero apasionante arte que hoy quiero asemejar al de volar cometas, para hablar de lo que entendemos como estilos educativos. Mucho hay escrito sobre este tema y de muchas maneras se han clasificado los estilos educativos.

La lista de variables que pesarán al definir nuestro estilo educativo como padres es larga:

  • la cantidad y la forma de establecer normas y límites
  • si comunicamos verbalmente de forma positiva o negativa
  • si estamos presentes en la educación o delegamos en otros
  • cómo y en qué cuantía castigamos o premiamos
  • cómo estimulamos la autonomía e independencia de nuestros hijos
  • cómo manejamos el equilibrio firmeza-flexibilidad...
Estaría bien saber  cuál es nuestro estilo predominante, para que conociendo podamos mejorar en algo.  Simplifiquemos la clasificación teniendo en cuenta sólo dos variables principales: exigencia-afectividad, resultando 4 estilos básicos que encontréis resumido en la siguiente imagen.


¿Os hacéis una idea de cómo sois como educadores? Todos los padres tenemos una tendencia a estar predominantemente en uno de estos cuadrantes, pero nos movemos por él o incluso según el niño o las circunstancias podríamos cambiar de cuadrante.

Pero volviendo al símil de la cometa veo a los padres autoritarios volando sus cometas con un palo en lugar de con hilo. Difícilmente esta cometa volará muy alto, pues el palo pesa y no podrá ser demasiado largo e incluso en algún momento podría llegar a quebrarse.  Además el vuelo pierde su belleza. Este es un estilo rígido que no educa en la libertad-responsabilidad.

En cambio padres sobreprotectores querrán que sus “cometas” vuelen muy cerca de ellos, para tenerlas controladas, infundiendo miedos y falta de autonomía, siendo así difícil aprovechar la brisa o el viento y obligando a los padres a correr con su cometas pegadas detrás y también sin posibilidad de que suban muy alto.

El estilo permisivo, a veces llamado negligente, es el que aplican aquellos que no sujetan la cometa o que sueltan el hilo tanto que cuando quieren tensarlo es demasiado tarde y la cometa cae al suelo y se arrastra bien alejada del que la volaba.

Un estilo más correcto, el democrático será el de aquel que la vuele “soltando cuerda” poco a poco y en función de los vientos y de la cometa. Si se hace necesario tirará del hilo para evitar que se tuerza y caiga cuando sople fuerte o recogerá cuerda si se da cuenta que había soltado demasiado, pero tendrá en mente soltar en cuanto pueda para que ascienda al cielo. 

El estilo democrático, también llamado asertivo o responsable es el más adecuado, claro, pero incluso los padres que están ya en este cuadrante no pueden relajarse, deberían reflexionar y reposicionarse constantemente. Quizás llega la adolescencia y deberán empezar a soltar cuerda de la cometa un poco más pero sin soltar de golpe porque podría caer en picado. En definitiva ir “soltando cuerda” y manteniendo la tensión justa para que la cometa se sostenga pero no se rompa el hilo. Como decíamos, todo un arte. Porque los niños van creciendo y los límites y afectos se tienen que ir adaptando al hijo y a las circunstancias que toca vivir.  No es lo mismo un niño pequeñito al que hay que guiar de cerca que un adolescente que necesita hacer “sus piruetas” en el vuelo, para luego volver a volar calmado.

En definitiva, hemos de educar esperando que nuestra cometa vuele alta, muy alto, hasta que un día mágicamente la cometa se convierta en pájaro y se vaya lejos. Pero no temáis, porque si lo hacemos bien, a nuestros hijos les daremos fuertes alas para que el día de mañana vuelen libres y hermosamente mejorados y quieran volver al que un día tiraba del hilo con empeño y voluntad paterna. 

6 comentarios:

  1. Difícil arte el de volar cometas... pero apasionante. Y con los vientos que estamos teniendo estos días, no hay excusa: ¡¡¡debemos practicar con nuestras cometas, disfrutando de cada vuelo!!! Gracias, Carmen, bonita comparación.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Mónica. ¡Qué suerte poder volar esas tres preciosas cometas tuyas!

    ResponderEliminar
  3. Qué buen artículo Carmen! Es cierto que cuando te planteas de qué manera vuelas tu/tus cometas te ves metida en todos los grupos en algún que otro momento, y a veces vuelas una más alta, pero otras te cuesta más soltarlas y otras veces es al revés. Lo importante es que sigamos volándolas a cuatro manos (las de tu pareja y las tuyas)y siendo conscientes de que es lo más bonito, divertido y costoso que nos ha pasado jamás, pero que cuando las veamos arriba volando todo ese esfuerzo va a ser recompensado con creces.
    Gracias por esta entrada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracia a tí Mercedes. Me encanta que nos sigas y ya sabes que tu también puedes aportar mucho. A volar cometas!!!!

      Eliminar
  4. Hola Carmen, ya me he enganchado a vuestro blog.Espero ir encontrando ratitos para ir leyendo todos vuestros artículos. Gracias por vuestra ayuda - los padres primerizos andamos un poco perdidos....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuánto me alegro de contar contigo por este nuestro blog!!! Espero que te sea útil y ya sabes que aquí estamos para ayudar y orientar en lo posible en este difícil pero apasionante arte de educar.

      Eliminar