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Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir a un interesante curso en mi empresa, impartido por Victor Küppers. Entre los múltiples recursos, ejemplos y cuentos que nos transmitió, recuerdo especialmente el de los "clavos en la puerta", entre otros motivos, porque lo he utilizado con mis hijos para hacerles comprender cómo nuestros actos dejan huella en los demás.

Este es el cuento. Espero que os resulte útil:

Un niño tenía con mucha frecuencia reacciones llenas de ira hacia las personas con las que se relacionaba, porque perdía la paciencia con demasiada facilidad: sus hermanos, sus padres, sus compañeros del colegio... todos eran objeto de su mal trato.
Hace unas semanas os traía a este blog el cuento de "La maceta vacía", sobre la honradez, la sinceridad... Pues el otro día encontré otro cuento relacionado con la sinceridad, que incide en el proceso destructivo que supone la mentira.

La mentira es algo frecuente en los niños. Este cuento puede ayudar a hablarlo con ellos y a ir creando en su interior la clara conciencia de que con la mentira se consiguen recompensas superficiales y nada duraderas. Resumen del cuento:

Ser buena persona depende de uno mismo. Podemos actuar mejor o peor en nuestra vida, y seguramente nuestro entorno, educación o circunstancias puedan condicionar muchas veces el comportamiento que nos decante a uno u otro lado, pero la voluntad de cambiar, de mejorar y de actuar como buenas personas será siempre decisión de uno mismo.